Asturias es una comunidad con un patrimonio arquitectónico amplio y rico. Sus bienes arquitectónicos están divididos por categorías en arquitectura religiosa, popular, arquitectura civil histórica, industrial y contemporánea.
Dentro de la arquitectura histórica, uno de los apartados más llamativos es sin duda el de los palacios, la mayor concentración de casas señoriales, palacetes y palacios está, sin duda, en Oviedo, su capital cultural, una ciudad con un gran pasado del que ha quedado constancia en sus edificaciones.
Los siglos XVII y XVIII suponen un momento de esplendor económico y cultural para Oviedo, lo que se tradujo en un gran número de casonas y palacios de esa época. Oviedo era entonces el centro económico y político de Asturias, entre otras infraestructuras, se inauguraron su Universidad y el Hospital Real.
Entre la arquitectura señorial cabe destacar varios de sus palacios. El Palacio de Valdecarzana y Heredia es una gran residencia urbana de principios del barroco, está en la plaza de la Catedral y fue edificada como residencia del linaje de Miranda entre 1627 y 29, en el XVIII el entonces alcalde Antonio Heredia Velarde reformó la fachada meridional y cambió parte de su estructura. El edificio fue un Casino, aunque ahora acoge a la Audiencia Provincial de Asturias.
Frente al Palacio de Valdecarzana, encontramos uno de los palacios más bellos de Oviedo, el Palacio de los Marqueses de Camposagrado, con una segunda fachada a la que se accede por la plaza de Porlier, un grandioso edificio de cuatro plantas construido en el siglo XVIII con la intervención de varios arquitectos, lo que se traduce en distintos estilos que se conjugan en sus plantas y fachadas. Hoy es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
Otro palacio barroco es el Palacio de los Condes de Toreno, al que se accede por la plaza de Porlier, edificado por encargo de la familia Malleza Doriga hoy es la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos, RIDEA.
El Palacio del Marqués de San Feliz, o del Duque del Parque es el más representativo del barroco asturiano, es el más grande de los palacios de la época; además de la pureza de estilo de su fachada cuenta con un bellísimo patio interior y alberga gran cantidad de obras pictóricas, entre ellas un Apostolado de El Greco. Desde que fue vendido al Ayuntamiento de Oviedo fue fábrica de armas, fábrica de tabacos, sede dos colegios y Ayuntamiento, actualmente pertenece a los Marqueses de San Feliz.
Marga G.-Chas Ocaña