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Caminando por el Casco Histórico de Avilés

Desde la peatonalización y rehabilitación del Casco Histórico de Avilés, la ciudad ha recuperado la hermosura y el donaire de sus calles, se ha puesto otra vez de moda el arte del paseo –como hace décadas-  y para el visitante, es mucho más fácil apreciar la belleza de las típicas casas norteñas con sus galerías porticadas.

Un paseo a pie por las calles de Avilés nos conducirá a los soportales de las calles Rivero y Galiana, que antaño servían de refugio a vendedores ambulantes y transeúntes los días de mercado y nos permitirá apreciar sus iglesias, sus plazas, palacios y parques.

El casco antiguo está dividido en cuatro zonas bien diferenciadas y cada una de ellas cuenta con un corazón a partir del cual se desarrolla su actividad. La parte más antigua la constituye el Barrio de Sabugo, está formado por cuatros pequeñas calles al norte del antiguo trazado medieval. Se levanta sobre una pequeña colina que desciende suavemente hasta el agua, en su parte más alta está la iglesia Vieja de Sabugo, románica tardía, del siglo XIII y en sus proximidades está la iglesia Nueva, de finales del siglo XIX; ambos templos presiden dos plazas muy pintorescas, la de Carballo y la de la Merced. La verdad es que todo el barrio es muy pintoresco, ya que se trata de un barrio de pescadores. Caminando llegaremos hasta otra de las plazas memorables, la de los Hermanos Orbón, modernista, que sigue albergando el mercado de los lunes concedido a la villa por los Reyes Católicos.

Otra zona con mucho ambiente es la vertebrada por la calle de la Ferrería, un eje que transcurre entre la plaza de España y el Parque del Muelle, junto al agua, sobre terrenos ganados a la ría y donde se celebran la mayor parte de las fiestas de la ciudad. En la Ferrería podremos encontrar varios edificios monumentales, como el palacio gótico llamado Casa de las Baragañas, actualmente Archivo Histórico Municipal y el del Ayuntamiento, una construcción barroca de finales del XVII, otros edificios que asoman a la Ferrería son la iglesia de los Padres Franciscanos, románica del siglo XII y el Palacio del Marqués de Camposagrado, barroco. La mezcla de estilos es una muestra de la importancia de esta vía a lo largo de los siglos.

La Plaza de San Francisco, una curiosa plaza triangular rodeada de edificios de distintas épocas y el Parque de Ferrera, en la parte trasera del Palacio del Marqués de Ferrera, de estilo ingles y entre dos calles creadas por el ensanche barroco: la calle Galiana, con grandes mansiones de distintos estilos y la calle Rivero, en la que respira patrimonio gracias a edificios como la Capilla del Santo cristo o el Palacio de Llano Ponte.

Marga G.-Chas Ocaña

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